No es posible implementar la Agenda2030 sin participación ciudadana
Por: MESA DE ARTICULACIÓN
Intervención Miguel Santibáñez – Apertura de la Reunión de la sociedad civil de América Latina y el Caribe previa a la Segunda Reunión del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible 2018, desarrollado entre el 18 y el 20 de abril en las dependencias de CEPAL Chile.
Si nuestras visitas latinoamericanas presentes recorriesen el barrio de Vitacura donde se aloja la segunda reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible 2018 se van a encontrar con un Chile que probablemente no es el Chile que nosotros sus habitantes conocemos un poco más en profundidad. Sin duda que hay un Chile del cual nos sentimos muy orgullosos, representados en el ejemplo de Violeta Parra o de Salvador Allende, quienes son testimonio de un pueblo poseedor de un rico legado cultural y una historia de consecuencia y de grandes sueños del cual podemos sentirnos honrados. Pero hay un Chile del cual estamos menos orgullosos y es un Chile muy desigual en variados sentidos, y que no se puede ver en este barrio y que reconocemos como una muestra de una Latinoamérica también muy desigual, en la cual nuestras organizaciones de la sociedad civil se encuentran inmersas día a día; en las comunidades locales, territorios, ciudades y con una diversidad de temas y agendas que abordan anhelos profundos.
No estamos orgullosos tampoco de las heridas abiertas que aún continúan en nuestro país, de nuestro pasado e historia reciente, y que están representadas muy bien en lo que son los familiares de los detenidos desaparecidos, quienes continúan buscando a sus seres queridos. Tampoco estamos orgullosos de este modelo de desarrollo extractivista y neoliberal que atenta contra nuestro medioambiente y que evita que los bienes públicos, comunes, los bienes colectivos, puedan ser apropiados por las mayorías ciudadanía, y eso es algo que Chile comparte también con la realidad de injusticia que vive América Latina y el Caribe.
Yo diría que eso se contrapone con la riqueza de nuestros movimientos sociales, de nuestro pueblo, de nuestras organizaciones, entendidas como un bien colectivo de nuestra región. Yo quiero agradecer este espacio en el Segundo Foro Regional que se está abriendo para la sociedad civil, poco a poco. Es cierto que nuestras organizaciones construyen sus propias agendas en distintos temas, pero también nos resultan muy importantes estos espacios de participación en una agenda intergubernamental en la que, como se mencionaba, hemos tenido una participación en su gestación y eso no lo podemos negar, tanto en el Foro de Alto Nivel de Naciones Unidas, como a nivel nacional, donde se han ido constituyendo consejos de seguimiento a la implementación de los ODS, también poco a poco.
Es un camino todavía por avanzar y pensamos que este espacio regional también es un campo por el cual tenemos que llenar y enriquecer en los años que vienen. Nosotros queremos construir un mecanismo institucional de participación y de vínculo entre la sociedad civil y CEPAL, el Foro Regional de Desarrollo Sostenible y los distintos espacios a nivel global, regional y nacional de participación, de diálogo franco, democrático, horizontal y que enriquezca finalmente nuestra democracia.
Queremos reiterar aquí en Santiago que los Estados y las instituciones intergubernamentales y multilaterales tienen la responsabilidad y el compromiso de fortalecer la participación y crear un ambiente habilitante para nuestras organizaciones. Reconocemos que CEPAL nos ha entregado un amplio marco teórico referido a los recursos y medios para la implementación de la Agenda2030; desde el cambio del modelo, el paradigma, pasando por una profunda reforma fiscal y distributiva.
Nosotros como organizaciones de la sociedad civil demandamos eliminar los privilegios económicos, tributarios y los subsidios de los que algunos se benefician, particularmente la gran empresa y sectores privados. Proponemos invertir en la rehabilitación de las desigualdades sociales y la promoción de la igualdad de género, en la transparencia, en la rendición de cuentas, eliminar los flujos financieros ilícitos, impedir la elusión y la evasión fiscal, luchar contra la corrupción y las actividades criminales.
Creemos que estos Foros Regionales de Desarrollo Sostenible deben dar cuenta de lo que está pasando en nuestros países para poder cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus metas, respetando su carácter universal, integrado e interrelacionado en las tres dimensiones del desarrollo sostenible que ha asumido Naciones Unidas.
Sin embargo, estamos constatando con preocupación lo limitados que son los indicadores que vinculan e intentan hacer cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por ejemplo en el campo de la desigualdad porque, justamente, los indicadores que hoy tenemos no miden desigualdad como la propia academia la mide. Además, los mecanismos de implementación gubernamental de la Agenda2030 en el nivel nacional, como los de revisión del Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas todavía son esquemas e instrumentos muy limitados en términos de participación ciudadana, de hecho, prácticamente la participación ciudadana no existe. Allí tenemos mucho camino por avanzar.
Por lo tanto, consideramos que no es posible implementar la Agenda2030 de manera positiva sin la plena participación de la ciudadanía. Es absolutamente imprescindible que tengamos metas de participación e inclusión de las comunidades y de la sociedad civil para que la efectividad de la implementación de estos objetivos sea real. Yo pienso que también tenemos que ratificar un compromiso nosotros como sociedad civil de impulsar nuestras propias agendas, nuestras estrategias de desarrollo que dialogan con la Agenda2030, tanto en el ámbito de seguimiento y avaluación, como la estrategia a nivel país en la implementación oportuna, armonizada, participativa y propositiva para promover políticas públicas garantes de los Derechos Humanos de todas las personas.
Finalmente, creo que debemos reconocer a la sociedad civil de América Latina y el Caribe como un bien colectivo, como un bien común, reconocer a las organizaciones de trabajadoras y trabajadores, de las comunidades locales, en toda la diversidad de luchas que están dando los pueblos, los grupos, los sectores, las comunidades, los movimientos, los movimientos de mujeres, la población LGTBI, el movimiento ambientalista, los pueblos originarios -en particular en el caso de Chile el pueblo mapuche-, el movimiento sindical, el movimiento de migrantes, las personas desplazadas, campesinos y campesinas, estudiantes y la institucionalidad social en general. Son agendas, temas en donde tomamos el enfoque de Derechos Humanos, los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, la lucha contra el cambio climático, la soberanía alimentaria, condenamos la violencia de género en todas sus formas, defendemos los derechos sexuales y reproductivos, los derechos de las mujeres y las niñas, y vemos con inquietud la reducción del espacio social, no solamente en nuestra región, sino que en otras regiones del mundo, con mucha preocupación. Y esto ocurre lamentablemente en gobiernos de distinto signo.
Muchas de estas luchas y estos defensores de Derechos Humanos son criminalizados, amenazados de muerte o de distinta manera, y también muchos de ellos son asesinados. Por eso es un deber recordar los nombres de Berta Cáceres y, ahora, Mireille Franco, la concejal de Río de Janeiro que acaba de ser asesinada. Esta ofensiva también tiene una peligrosa arista que se está manifestando en nuestra región, que es una ofensiva neo-conservadora que busca impedir los avances de esta agenda de la sociedad civil y no trepida en colocar obstáculos. Por ejemplo, esto es lo que ha ocurrido hace algunos días en Brasil, que ha puesto en juego la democracia y ha llevado al ex Presidente Lula a la cárcel.
Al menos desde nuestra perspectiva, y aquí hablo a nombre de la Asociación Chilena de ONG, ACCIÓN, esto tiene que ser entendido en ese marco, en la aparición de sectores que pretenden la reducción y la criminalización del movimiento social como manera de impedir mayores avances de sus agendas sociales, económicas, ambientales y derechos humanos garantizados para todos y todas. Nosotros como organizaciones tenemos una tarea mayor: continuar re-articulando el movimiento social en América Latina, porque la unidad de los pueblos es también nuestro Objetivo de Desarrollo Sostenible.