
Tortura y secuestro de Estado
En este dos de septiembre se cumplen seis meses de su asesinato. Los sicarios que golpearon la puerta de su vivienda antes de la media noche esperaban otro final. Mientras Bertha acudía a la cita con los ángeles, nunca pensaron que la bala que me tocaba a mí no me segaría la vida y quedaría como único testigo de cómo los sicarios, el ejército y el Gobierno intentaron sepultarla para siempre. Pero la sembraron, porque Bertha floreció y no murió, se multiplicó en la lucha de todos los pueblos.